CRISTÓBAL COLÓN Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

Cristóbal Colón es el descubridor de América y el héroe que abre horizontes nuevos e inmensos a la humanidad. La economia y la historia misma del mundo cambia por este trascendental descubrimiento.

La empresa del descubrimiento, pese a la nacionalidad de Colón, es una empresa castellana. Colón encontró en España la situación ideal y una preparación maritima esencial para las grandes aventuras oceánicas.

¿Dónde nació Cristóbal Colón? esta cuestión ha dado lugar a polémicas apasionadas, y es que nada en la vida de Colón es incuestionable.

Él declaró en sus escritos que era de Génova, los Reyes Católicos lo creyeron extranjero y todos sus contemporáneos, sin excepción, comparten esta creencia. Los italianos que lo tratan no dudan de esta verdad, y nadie de la época pone en tela de juicio su procedencia italiana.

Colón nunca proclamó a los cuatro vientos que era genovés, y que su hijo Hernando, en la biografía de su padre, parece ignorar la procedencia de su padre, aunque no se aparta de la tesis italiana citando varias ciudades.

Se piensa que intentara ocultar que procedía de una familia humilde, sus hijos era pajes del principe Don Juan y no podía saberse que eran nietos de un pobre cardador de lana. También se pensó que pretendía ocultar sus andanzas con la piratería.

Al no estar claro su procedencia, hay estudiosos que han defendido hipótesis sobre si Colón era extremeño, gallego, catalán, portugués, corso, griego, francés, inglés, suizo o judío.

Parece que nació en Génova en 1451, entre el 25 de agosto y el 31 de octubre, según Richard Davez, La Rosa y Vignand.

De Cristóbal Colón se han hecho varias biografias, algunas de ellas muy diferentes al resto, que es en realidad dificil sintetizar los rasgos esenciales de su vida, su pensamiento y sus actuaciones.

Colón y su hijo mintieron pretendiendo descender de noble estirpe. Su obsesión surge desde el primer momento de su triunfo. Su padre se llamaba Doménico, maestro tejedor, casado con Susana Fontanerosa, y murió septuagenario y pobre, a pesar de que sus hijos tenían ya altos cargos en España

Su familia era modesta y eran tejedores de lana, además su padre tuvo además una taberna.

En 1465 hizo Colón su primer viaje marinero en calidad de grumete. Más tarde se enroló con el feroz pirata gascón Casenove, cuyo nombre de guerra fue Colón, llamado también Coulum le Vieux.

Algunos biógrafos sostienen que era el propio Coulom (Colombo, en italiano), y algunos estudiosos sospechan que no sería absurdo identificar al corsario Coulom con el futuro Almirante, y que los hechos navales de España sean de él.

También estuvo al servicio de Renato de Anjou y mandó una galera (1473), y pudo luchar contra Alfonso V de Aragón, y luego contra su hermano Juan II, cuando se sublevaron los catalanes y ofrecieron la corona a Renato. No se duda de su viaje a la isla de Chío en 1474 o 1475.

Etapa en Portugal

El corsario Coulom, que era almirante de Luis I de Francia y que ayudaba a Alfonso V de Portugal y a la Beltraneja, atacó en agosto de 1476 a varias naves mercantes genovesas, cerca del cabo de San Vicente.

Los biografos tradicionalistas sostienen que Cristóbal Colón figuraba en la flota del corsario; los modernos dicen que iba con los mercantes genoveses y que ese día luchó contra su antiguo jefe, que se salvó a nado y recibió heridas en la lucha.

Se trasladó a Lisboa, y es fácil que en las dos naves que se salvaron, huyendo a Cádiz, continuase el viaje a Inglaterra y a Tule (Islandia). Volvió en febrero del 77 y se estableció en Portugal. Entonces se realiza el episodio romántico, el idilio amoroso de Colón, cuando tenía 25 años.

Por sus insinuantes maneras, bella presencia y acendrada devoción ganó la simpatía y el amor de la gentil comendadera de Santiago, Felipa Moñiz, de 19 años, emparentada con linajudas estirpes lusitanas y de influencia en la Corte. Era hija de Bartolomé Perestrello, originario de Plasencia (Italia), que estuvo al servicio de don Enrique el Navegante, que le encargó la colonización de Porto Santo (Madera). La boda entre Felipa y Colón se celebró en Lisboa y se fueron a vivir a Porto Santo, donde la esposa tenía hacienda.

Luego hizo viajes a Guinea en compañía de portugueses. En 1482 presentó un proyecto a Juan II de Portugal de descubrir tierras navegando a través del Océano, pero bien por los gastos que el monarca había hecho o por las exorbitantes pretensiones y no por la declaración de su secreto, pues Colón mantuvo en secreto la ruta, hicieron que su demanda fuese rechazada por una junta que de cosmógrafos.

Es indudable que sin el ambiente portugues de continuos descubrimientos no hubiera concebido la idea del viaje transoceánico. Parece que su suegra le dio interesantes papeles del marido; lo cierto es que allí empezó a conjeturar si los portugueses navegan tan lejos al sur, igualmente podria navegarse la vuelta de Occidente y hallar tierras en aquel viaje. En principio se cree que lo que pretendía Colón era descubrir las Antillas, proyecto que flotaba en el ambiente de Lisboa, y Colón pudo adquirir noticias precisas que le dieron absoluta convicción de la existencia de supuestas tierras en los mares de Occidente.

Desde entonces Colón fue el hombre de una sola idea, a la que iba a sacrificar todo: su reposo, su vida, su hogar.

Llegada de Colón a España.

Colón, ya viudo, salió de Portugal, sigilosamente, a causa de sus deudas, con su hijo Diego, de siete años, y desembarcó en Palos (Huelva) en 1485. ¿Por qué se dirigió a uno de los que hoy llamamos lugares colombinos? en Huelva vivía su cuñada y seguramente tenía la intención de dejarle a su hijo que sería un estorbo en sus proyectadas andanzas.

En Palos pudiera haber recogido nuevos datos sobre las navegaciones efectuadas por dos marinos de estas tierras; el palermo Pedro de Velasco había sido piloto de Diego de Teive, que en 1470 había descubierto la isla Flores, la más occidental de las Azores, y, según Hernando Colón y el P. Las Casas, navegaron 150 leguas al SO. y luego fueron a Irlanda, y hasta hay quien sospecha que vieron tierras al Oeste. Estas navegaciones se habían hecho 40 años antes y eran conocidas de Martin Alonso Pinzón.

Alonso Sánchez de Huelva

Se cree que un piloto de navío murió en casa de Colón, Porto Santo, y que le contó las tierras vistas del Oeste cuando fue arrastrado por una tempestad.

En los siglos XVI y XVII los historiadores creen en la autenticidad del piloto, pero hasta el presente todo está en el aire y envuelto en tinieblas, aunque es imposible concebir la absoluta convicción que el genovés tenía en el descubrimiento, si no es por noticias recibidas.

Desplazamiento a La Rábida

Colón marchó de Palos a La Rábida, donde halló hospitalidad y buena acogida. Era guardián del monasterio el franciscano Juan Pérez, y al día siguiente llegó en visita canónica Antonio de Marchena, inteligente cosmógrafo, con el que conversó sobre su proyecto. Animado por ambos y con cartas de Juan Pérez, que tenía influencia en la corte por haber sido confesor de Isabel la Católica, partió para ver a los reyes.

Los Reyes Católicos ordenaron que su proyecto fuese examinado por competentes y se reunió no una junta, como suele escribirse, sino tres, en Salamanca. Córdoba y en Santa Fe. La resolución fue adversa, bien por las pretensiones desmesuradas de Colón por la escasa formación cientifica y fabulosa imaginación del genovés, que raya en la charlatanería, o por la incompetencia de los examinadores.

En Córdoba residía la Corte, por la guerra de Granada, y allí pasó Colón algún tiempo y conoció a Beatriz Enriquez de Arana, que endulzó las impaciencias del genial pro yectista y sostuvo su ánimo en los momentos de zozobra y vacilación. Era huérfana, no carecía de bienes de fortuna, tenia 20 años y Colón 35. El 15 de agosto de 1488 nació Hernando, producto de los amores no legitimados.

En 1491 Colón llega por segunda vez a La Rábida, desfallecido y pobre, porque la Junta no había aprobado su proyecto y porque la guerra de Granada duraba. Fray Juan Pérez le recibe con acogedora cordialidad. Allí se educaba su hijo Diego y entonces pensó ofrecer su proyecto a Francia e Inglaterra.

El físico García Hernández, algo entendido en astronomía y filosofia, tuvo conferencias con Colón y el fraile y de alli nació una carta para la reina de efecto mágico, pues Isabel le contestó pronto y el antiguo confesor fue a Santa Fe y consiguió que se le entregasen 20.000 maravedises a Colón para que se presentase en la Corte (Santa Fe).

Colón estuvo en Huelva con su concuño Miguel Muliart y con su cuñada Violante Moniz, a la que tenia gran afecto. En enero del 92 Colón estaba en Granada viendo la entrada de las tropas cristianas y entonces se celebra una nueva junta en Santa Fe, pero se consideraron desmedidas las pretensiones de Colón y se desechó el proyecto, pero al fin se estipularon las capitulaciones de Santa Fe (17-IV-1492).

El 30 de abril se ordena a Diego Rodriguez Prieto y a los vecinos de Palos que den dos carabelas y expensas y el 12 de mayo partió Colón de Granada para Palos y llegaba el 23, convertido en almirante.

Cuando todo parecía ir viento en popa, surgen nuevas dificultades. No eran pusilánimes los marinos de Palos y sus alrededores, buenas pruebas habían dado de su valor en la costa de Guinea y en tantas arriesgadas expediciones, pero era natural la desconfianza en el extranjero, al que habían visto llegar pobre y desamparado. Colón no encontraba marinos que quisieran alistarse.

Un hombre cambia el ambiente marinero y dio a Colón el crédito que le faltaba: Martín Alonso Pinzón, miembro de una vieja estirpe de marineros de Palos, dedicado desde su juventud al comercio maritimos. Había recorrido el Mediterráneo, conocia los piélagos africanos, viajando hasta Guinea, y en la guerra con Portugal su nave y el arrojo de su capitán se hicieron temidos. Era rico y emprendedor, osado e inteligente, experts y estudioso.

Martín Alonso se encotnraba en Roma y hubo que esperarle para que el rumbo de la aventura cambiara.

Se dice que estudió en la Biblioteca Vaticana y que vio el mapa de Bencasa (1482) que contiene una innovación revolucionaria en la cartografia: la rica nomenclatura de las islas Antilia y Salvaga.

Los marinos reacios se convierten en fervorosos entusiastas. Martin Alonso Pinzón ofrece sus barcos y los de sus amigos. Ofrece hasta subsidios mientras dure la travesía y a los codiciosos les habla de fabulosas ganancias. No es Martin solamente, son también sus hermanos, Vicente Yáñez Pinzón, que fue años después el descubridor del Brasil e intrépido navegante, y Francisco.

Las tres carabelas eran tripuladas por 105 hombres. Colón iba en la Santa Maria, cuyo piloto era Juan de la Cosa; la Pinta la mandaba Martin Alonso y de segundo piloto iba su hermano Francisco, y la Niña por Vicente Yáñez Pinzón.

En aquel amanecer del 3 de agosto del año venturoso de 1492 comenzaba una de las proezas más formidables realizadas en los siglos por los hombres.

La flotilla salía de Palos, cruzaba la barra de Saltés, quedaba en la lejania el monasterio de La Rábida. Tocaron en Canarias, punto de apoyo para remontar el vuelo a lo inexplorado.

Desde su partida parece navegar con pleno conocimiento del sitio a donde quiere dirigirse. Sigue el paralelo 28 y se aparta de él lo menos posible. El 17 de septiembre consulta un mapa que señala las islas de los parajes donde se halla, o sea el 47° 6 48° de longitud, y no las encuentra; seguramente se trataba de la Antilia.

Cruza el mar de Sargazo, del que Vázquez de la Frontera le había hablado. Del 4 al 5 de octubre se han recorrido 750 leguas y no se encuentran las tierras prometidas. En la tripulación de la Santa Maria se murmura del viaje y de quien en él los había puesto.

¿Hubo motín en el primer viaje de Colón?

Parece incuestionable que la enérgica intervención de Martin Alonso fue decisiva al feliz término de la empresa, calmando a la tripulación de la Santa Maria. También parece decisiva su intervención aconsejando el 7 de octubre el cambio de rumbo hacia el SO., medida que había de llevar la flota a las Lucayas.

Descubrimiento del nuevo mundo

El 12 de octubre se descubría la tierra del Nuevo Mundo, la isla de Guanahaní, a la que dio el nombre de San Salvador, se exploraron otras pequeñas islas del archipiélago mencionado (Santa María, Fernandina e Isabela); luego se descubrieron Cuba, llamada Juan, y Haiti (Santo Domingo), a la que denominó La Española, en cuya costa encalló y perdió la Santa Maria. Con el material de la nao construyó un fuerte, La Navidad, en el cual dejó una pequeña guarnición y emprendió el viaje de regreso en la Niña.

La vuelta resultó poco feliz, los temporales separaron a las carabelas, el almirante fondeó en Lisboa y el 15 de marzo llegó a Palos. Ese mismo día Martin Alonso arribó a Bayona (Pontevedra), y pocos días después, el 31 moría sin que pudiera defender ante los reyes y la Historia la parte esencial que tuvo en el descubrimiento del Nuevo Mundo. Si Colón fue el proyectista del descubrimiento, Martin Alonso fue el artífice de la epopeya. En Barcelona los Reyes Católicos recibieron al almirante con grandes agasajos.

El segundo de Colón a América lo hizo en 1496, con 17 naves y 1.400 hombres y gente de todas clases, muchos buscadores de gloria y riqueza y algunos eclesiásticos

En La Española se encontró con la dolorosa sorpresa de la muerte de los defensores del fuerte de Navidad por los indigenas

Descubrió algunas de las Pequeñas Antillas, Jamaica y Puerto Rico; y al volver a La Española vio que el gobierno de su hermano Bartolomé había provocado disgustos entre los colonos.

En 1498 realizó su tercer viaje, descubriendo la isla Trinidad, las bocas del Orinoco y las costas del golfo de Paria, y de alli marchó a La Española. La anarquía en que se hallaba esta colonia fue causa de que los reyes enviasen un juez pesquisidor, el comendador Bobadilla, que el muy bárbaro mandó prender al almirante y a su hermano y los envió a España cargados de cadenas, lo que le hizo escribir a Colón: «seme han guerreado hasta agora como a moro». Los reyes le acogieron benevolamente y nombraron gobernador a Nicolás de Ovando.

El cuarto viaje deColón (1502) fue desgraciadísimo por las tormentas, privaciones y naufragios, descubrió parte de las costas de Panamá y regresó en 1504. Dos años después moría obscuramente en Valladolid (21-IV), a los 58 años de edad.

Algunos de sus compañeros, como La Cosa, Vicente Yáñez Pinzón, Niño, Ojeda y Diego de Lepe, recorren luego las costas septentrionales y orientales de América del Sur, y estos viajes se han llamado descubrimientos menores.

Los retratos que se conservan son de su madurez y no se tiene a ninguno por auténtico.

Los escritores contemporáneos lo describen así: alto, rostro luengo y autorizado, nariz aguileña, ojos garzos, tez blanca, que tiraba a rojo encendido, cabello rubio, y los 40 años tenia el pelo blanco (Las Casas).

Es más interesante su psicología, las modalidades de su carácter, los pliegues de su espíritu: «en el comer y beber y en el adorno de su persona muy modesta y continente (Las Casas); afable en la conversación, de modesta y suave gravedad», «aspecto venerable y digna de toda reverencias, de irresistible simpatia, cauto, receloso, guardador de las verdaderas razones de la navegación.

Tenía mucha fe en Dios y llega a creerse un enviado de él. Por eso se ha escrito que es el místico de las exploraciones geográficas, un vidente iluminado. Él mismo lo cuenta: «Me dio (el Creador) la voluntad para la ejecución de ello, y con este fuego vine a V. A.

Una de sus modalidades es la continua queja, el lamento por la persecución injusta que exhala de modo incesante y sin dignidad, que es sello de su alma plebeya.

La leyenda de la sabiduría de Colón no era tal. Apenas leia el latín y no lo escribía. Parece ser que estudió Astrología, Geometría y Aritmética, y que sabia pintar mapas (carta de él a los reyes). López de Gomara dice que «no era docto, mas era bien entendidos, y el Cura de los Palacios nos informa que era hombre de muy alto ingenio, esin saber muchas letras».

Su hijo Hernando mintió al decir que había estudiado en la Universidad de Pisa.

Según varios estudiosos, Colón era egoista, injusto. irascible, imprevisor, iluso, carente de ecuanimidad en la firmeza, razón de que sus justicias fueron muchas veces venganzas, sus órdenes gritos de cólera y de que todo acto de energía acabase en desmayo.

Para Colón no hubía gente buena, que desgobernó y echó la culpa a los demás, que jamás confesó sus errores.

El carácter del almirante

Era un genio y, a pesar de su escasa disciplina, se muestra admirable por sus adivinaciones y además le reconoce una pasmosa audacia.

Se sabe que era violento, que se arrebataba por cualquier contradicción, poco dúctil, carecía de tacto para el gobierno de los hombres, le inquietaba la oposición. Sus procedimientos eran torpes e inadecuados, con vacilaciones desconcertantes y signos de manifiesta debilidad.

Como buen mercader, hacía sus cuentas sin perder maravedí: reclama sus derechos sin trascordar ninguno. Las capitulaciones son un modelo de esta previsión meticulosa. En sus escritos campea la obsesión del oro.