Historia de España

CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA

Carlos V

Características principales de Carlos V

  • Nacimiento 24 de febrero de 1500 Gante, Flandes.
  • Fallecimiento 21 de septiembre de 1558 (58 años)
  • Enterrado en: Sepultura Cripta Real del Monasterio de El Escorial
  • Padre: Felipe I de Castilla
  • Madre: Juana I de Castilla
  • Esposa: Isabel de Portugal (1526-1539)
  • Fecha de abdicación: 1556

Carlos I, también conocido como Carlos V de Alemania, era hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, y nieto de los Reyes Católicos y del emperador Maximiliano I de Austria.

Durante su reinado, Carlos reunió las coronas de Castilla, incluido el reino de Navarra, Aragón y la Corona de Aragón, y fue duque de Borgoña, jefe de los Países Bajos y archiduque de Austria.

Carlos fue el primero en ascender al trono de todos los reinos españoles como Carlos I desde 1516 hasta 1556. Durante su mandato, incorporó las coronas de Castilla, el Reino de Navarra y la Corona de Aragón, estableciendo así la ilustre dinastía de los Habsburgo en la monarquía española. El resultado fue que media Europa y América quedaron unificadas bajo su reinado.

El reinado de Carlos V supuso el inicio de la línea de los Habsburgo en la monarquía española y unió bajo su autoridad a media Europa y media América.

Carlos I de España nació en Gantes (Bélgica), el 24 de febrero de 1500; se educó en Flandes bajo la tutela de su tía Margarita, a quien su padre el emperador Maximiliano había nombrado gobernadora de los Países Bajos, y tuvo sabios maestros, siendo el que más influyó en él Adriano de Utrecht.

Al morir su abuelo materno Fernando el Católico en 1516, fue declarado rey, y en septiembre de ese año se embarcó para España y llegó a Tazones (Asturias).

Carlos V vino acompañado de una corte de señores flamencos siendo el principal Guillermo de Croy, señor de Chevres, el cual estaba interesado en aislar al joven monarca y substraerlo de la influencia de la nobleza castellana para conservar su dominio sobre él. Los flamencos se repartieron prebendas y lucrativas dignidades. Estos hechos produ jeron gran indignación, y en las Cortes los procuradores pidieron con energía que no se diesen los cargos a los extranjeros, que Carlos aprendiese la lengua castellana. De Valladolid marchó a Zaragoza y Barcelona, donde fue jurado rey, no sin cierto malestar.

A la muerte de su abuelo paterno Maximiliano I, y siendo ya rey de España, fue elegido emperador, correspondiéndole como tal el nombre de Carlos V.

Pero para coronarse necesitaba dinero; al objeto de conseguirlo convoca Las Cortes. Los procuradores se negaron en un principio a concederle los subsidios solicitados. Con promesas, amenazas, y cohecho hacía algunos procuradores consiguió que los procuradores le diesen 400.000 ducados.

Embarcó el 20-5-1250, dejando de regente de Castilla, contra la voluntad de las Cortes, al cardenal Adriano, de Aragón a don Juan de Lanuza y de Valencia a don Diego de Mendoza.

Carlos V se encontró a los 20 años dueño de inmensos dominios: España, los Países Bajos, Alemania, Sicilia, Cerdeña, Napoles y las tierras descubiertas en América. Estos Estados y paises eran muy distintos unos de otros en costumbres, leyes e intereses, y separados por enormes distancias.

También existía otras dificultades, como la enemistad de Francisco I de Francia, que aspiraba al Imperio y a las tierras italianas y navarras; el peligro turco, y la amenaza de guerra religiosa por la propagación de la Reforma.

¿Cómo era Carlos V?

Era Carlos V de estatura más bien baja, rostro grave, frente espaciosa, la mandíbula inferior muy prominente, la barba ru bia. Padecía de epilepsia y accesos de melancolía. Nunca los placeres le absorbieron; era ágil, trabajador, muy dueño de si mismo; se ocupó seriamente de los negocios, sentía extraordinaria ambición, reflejada hasta en su divisa Plus Ultra (siempre más allá), y pretendió ser el jefe de la cristiandad en Europa.

Desde 1522 que regresó a España, Carlos V hizo una política personal, sin ningún valido. Tuvo arraigadísimo el sentimiento del deber y su vida fue honesta, lo cual no impidió que tuviese dos hijos naturales, don Juan de Austria y doña Margarita, duquesa de Parma. Era de carácter tenaz y rara vez una derrota le hacía abandonar su plan. Tuvo tacto para rodearse de buenos consejeros y para elegin los altos cargos civiles, eclesiásticos y militares.

Fue un hombre de su siglo, intransigente en materia religiosa: a los moriscos les planteó el dilema de bautizarse o ruina y la muerte. Con los protestantes no fue menos intolrante.

Por otra parte, Carlos V fue un monarca influyente cuyas acciones tuvieron un gran impacto en la política de Europa durante su vida. Era un apasionado de las artes y patrocinó generosamente muchos proyectos de pintura, escultura y arquitectura. Como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fue responsable de presidir el Concilio de Trento, que determinó las doctrinas y los sacramentos de la Iglesia Católica. Además, fundó la Inquisición, que pretendía erradicar la herejía, y trabajó para renovar la economía española.

Familia e hijos

El 11 de marzo de 1526 contrajo matrimonio en el Real Alcázar de Sevilla con su prima Isabel de Portugal.

Con Isabel de Portugal tuvo 4 hijos: Felipe (21 de mayo de 1527-13 de septiembre de 1598), María (21 de junio de 1528-26 de febrero de 1603), Juana (24 de junio de 1535-7 de septiembre de 1573) y Juan (1 de mayo de 1539).

También tuvo como hijos extramatrimoniales a Margarita de Austria o Margarita de Parma (28 de diciembre de 1522-18 de enero de 1586), Juana de Austria (1522-1530), Tadea de Austria (¿1523?-1562) y Juan de Austria (24 de febrero de 1547-1 de octubre de 1578).

La política con Carlos V

Con respecto a nuestra política interior él evitó la independencia de las Cortes y municipios, esquilmó nuestra hacienda implantó robustamente el absolutismo y si llevó victoriosas las banderas por los campos de batalla de Europa, consumió la sangre y el dinero de España a orillas del Elba, del Danubio y del Mosa.

Las preocupaciones de su politica internacional le impidieron realizar una obra fecunda en nuestro país, que quedó empobrecido, aunque en esta época alcanzó una situación de predominio en el mundo; pero su excesiva intervención en los asuntos de Europa y por su engranaje en la política de la Casa de Austria, se descentró de sus verdaderos objetivos. Su figura domina la escena política europea desde 1525 has- ta 1556.

Frente al mundo del Renacimiento y de la Reforma, Carlos V es la plasmación del ideal cosmopolita y ecuménico, muy impregnado de esencias medievales de la cristiandad; sus objetivos supremos fueron mantener la universalidad y unidad de la Iglesia, y la universalidad y prepertencia del Imperio que heredó de sus mayores. Para ello tuvo que enfrentarse con todo el mundo occidental y con turcos y berberiscos. Esto explica sus descalabros y la trascendencia de su acción política comparable a los mayores personajes de la antigüedad.

La grande y pesada herencia explica y motiva las peripecias de su política. En 1528 expresa en Madrid una concepción imperial propia. Se ha hispanizado y va a hispanizar a Europa, a darle el espíritu de cruzada contra los infieles y los herejes, a luchar por el restablecimiento de la unidad cristiana e imperial.

Su coronación solemne en Bolonia por Clemente VII, su victoria de Muhlberg (1547) y la Dieta de Augsburgo (1548) señalan el instante cumbre de su poder en Alemania y Europa. Luego sobreviene la debilidad de su obra. Personalmente está agotado y enfermo.

LOS CONFLICTOS EN LAS COMUNIDADES DE CASTILLA

En muchas ciudades de España había una gran indignación por la conducta del rey, por la rapacidad de los flamencos y por el cohecho de algunos procuradores que vendieron sus votos.

Varias ciudades se levantaron en contra del rey, como Toledo, Segovia, Zamora, Toro, Burgos, Madrid, Ávila, Valladolid, León, etc.

Toledo, que sufria el agravio de tener a un joven extranjero de 20 años por arzobispo, fue la primera que dirigió carta a las demás ciudades para que, unidas, pidiesen al rey no se ausentase y cambiase su politica.

Segovia dio muerte a su procurador Rodrigo de Tordesillas, que había votado el subsidio.

En Ávila se reunieron los representantes de las ciudades el 29-4-1520 y constituyeron la Junta Santa, que presidió don Pedro Lasso de la Vega y nombró al toledano Juan de Padilla jefe de las tropas de las Comunidades.

Se le dio este nombre a las Juntas o hermandades a los grupos que se unieron para defender sus intereses y derechos comunes, y el nombre de comuneros a todos los que defendían el movimiento popular.

Los comuneros no eran liberales o libertadores, como muchos quieren hacernos creer, no eran héroes románticos inflamados por ideas nuevas y generosas; eran castellanos rígidos, exclusivistas, que defendían la política tradicional y nacional contra la innovadora y europea de Carlos V.

La Junta escribió a Carlos V, que ya estaba en Alemania, una carta con diferentes peticiones de orden político, que ha sido llamada «Constitución de Avila».

El regente Adriano habia mandado contra Segovia al sanguinario alcalde Ronquillo, que al ser derrotado desahogó su irritación con Medina del Campo, que fue incendiada.

El rey hizo algunas concesiones, lo que unido a las torpezas de la Junta, a la falta de dinero, al carácter popular y antiseñorial que iba tomando el movimiento, al interés y al miedo de muchos señores a los comuneros y, sobre todo, a la inferioridad de las tropas sublevadas, los comuneros fueron perdiendo fuerza y tuvieron una gran derrota en Villalar (23-4-1521) con las tropas reales.

Desde entonces, el rey no pretende de las Cortes más que sacar dineros para los gastos que le acarreaban las empresas fuera de España, aunque descuidó enteramente la agricultura y la industria desatendiéndose de las quejas que le exponian.

LAS GERMANÍAS DE MALLORCA Y VALENCIA

Simultáneamente surge otro movimiento con mas tinte social que político, eran luchas de los menestrales (personas que tiene un oficio manual.) contra los nobles, que los trataban como esclavos.

Las germanias o hermandades aprovecharon la ausencia de las autoridades y de los nobles de Valencia, que sufría una epidemia, para armarse y formar la Junta de los Trece.

La insurrección se extendió a muchas ciudades del reino de Valencia. Se cometieron muchos desafueros tanto por parte de los amotinados como de los nobles.

Los agermanados fueron vencidos por el virrey Diego Hurtado de Mendoza, en Orihuela, que luego reconquistó Valencia, no quedando a los rebeldes más que las plazas de Alcira y Játiva, defendidas por Vicente Peris y por el Encubierto, respectivamente, hasta que ambos fueron asesinados. La represión fue terrible (1522).

Los artesanos de Mallorca se sublevaron contra la mala administración en 1521, y a ellos se unieron los payeses.

El movimiento derivó contra los nobles y ricos, que tuvieron que huir de la ciudad de Palma, y los agermanados cometieron horroro-sos excesos. La llegada de las tropas reales restableció el orden y la ciudad de Palma tuvo que rendirse (11-3-1523); la honrosa capitulación no se cumplió, y el jefe Juan Odón, a pesar del salvoconducto del emperador, fue sacrificado en las calles por el verdugo del rey.

LA HEGEMONÍA DE EUROPA ENTRE CARLOS V Y FRANCISCO I

Francisco I de FranciaLas lucha entre Carlos V y Francisco I significa la oposición francesa a la vieja idea de la monarquía universal que los Habsburgo estaban a punto de realizar.

Los dos eran jóvenes, ambiciosos de gloria; ambos heredaban dos Estados rivales con intereses opuestos, las tierras de Italia y el reino de Navarra; los dos habían pretendido el Imperio de Alemania, y además aspiraban a la hegemonía de Europa. La consecuencia fue una guerra que duró tanto como la vida de ambos monarcas. Hubo treguas y paces que con los numerosos y brillantes hechos de armas llenan muchas páginas de la historia de nombres y fechas y cubrieron muchos campos de tumbas.

Primera guerra (1521-1526)

Francisco I pide que se le devuelva Navarra a su rey el francés Juan de Albrit, y aprovechándose de las luchas de las Comunidades, las tropas francesas invaden España y llegan hasta Logroño. Francisco I en persona se lanza contra Italia y toma Milán, pero es derrotado y hecho prisionero en Pavia (24-11-1525) escribiendo una carta a su madre, cuyas últimas palabras se han hecho famosas: !todo se ha perdido, menos el honor y la vida, que se han salvados!.

El rey franco fue conducido a Madrid y tratado caballerescamente hasta que firmó el Tratado de Madrid (13-1-1526), por el cual adquirió la libertad. Francisco I no llegó a cumplir lo pactado porque según él había firmado a la fuerza.

Segunda guerra (1526-1529)

Francisco I se unió a la Liga Clementina hecha por el papa Clemente VII, con Venecia, Florencia y Milán para arrojar de Italia a los españoles.

Lo más sorpredente de esta segunda guerra fue el saqueo de Roma (6-V-1527) por las tropas españolas y alemanas, dirigidas por el condestable de Borbón (principe francés que servia a Carlos V), que murió en el asalto a la Ciudad Eterna.

Roma fue saqueada horriblemente sin perdonar a personas ni lugares sagrados; el papa cayó prisionero y no consiguió la libertad hasta los siete meses, después de pagar una gran suma por su rescate.

Se hizo la paz llamada de las Damas por haberla negociado Margarita de Austria y Luisa de Saboya, tía y madre de los soberanos, y de Cambray por el lugar (29-6-1529). Carlos V fue a Italia y su enemigo Clemente VII lo coronó en Bolonia (24-2-1530), dándole al mismo tiempo la investidura de los reyes lombardos y de los emperadores de Occidente. Era la restauración del Sacro Romano Imperio medieval.

Tercera guerra (1535-1538)

Se originó por la ocupación que hizo Francisco I del Milanesado, a la muerte del duque Sforza. La intervención del pontifice Paulo III llevó a la par de Niza (1538).

Cuarta guerra (1542-1544)

Tuvo por motivo ocasional el asesinato de dos embajadores franceses. Francisco I se une a los turcos, toma y saquea a Niza, y Carlos V se alía con Inglaterra y conquista Soissons, llegando a dos jornadas de Paris, Puso fin a la contienda la paz de Crespy (17-9-1544)

Quinta guerra (1552-1556)

A ella se preparaba Francisco I cuando le sorprendió la muerte (1547). La llevó a cabo su hijo y sucesor Enrique II, que se aprovechó de la critica situación que atravesaba Carlos V en Alemania para conquistar los obispados de Metz, Houl y Verdún.

El duque de Alba, con cien mil hombres, sitió a Metz, pero el duque de Guisa, que defendía la plaza, le obligó a retirarse. Continuó la lucha con ventaja para las armas francesas hasta la paz de Vaucelles (1556).

CARLOS V Y LA REFORMA LUTERANA

Martín luteroHacía tiempo que muchos religiosos deseaban una reforma del clero. Las altas dignidades eclesiásticas gozaban de grandes rentas y muchos habían escalado los puestos merced al nepotismo: los humildes clérigos, en cambio, sosteníanse dificilmente y no eran precisamente modelos de cultura.

Urgía, pues, una reforma y algunos concilios y papas habían intentado sin fruto llegar a la ansiada renovación. Aunque hubo un fraile agustino y profesor de la Universidad de Witemberg, Martín Lutero, que puso todo su esfuerzo en dicho cambio.

Lutero  fue figura considerable de la Historia por su vitalidad y por la trascendencia de su obra heresiarca, que abrió una brecha profunda en el cuerpo  de la catolicidad. Lutero, seguidor de Wycleff y de Huss, consiguió establecer una nueva Iglesia.

El 31 de octubre de 1517 fijó en la puerta de la iglesia de Witemberg las 95 tesis contra las indulgencias, y en ellas proclamaba su inutilidad manifestando que no justificaban a los pecadores ni aprovechaban a los difuntos, y que todo verdadero cristiano, vivo o muerto, tenía de recho a los bienes de Cristo, y de la Iglesia, por don de Dios y sin letra de indulgencia.

De combatir las indulgencias paso luego a los dogmas y a la autoridad del pontifice. El papa entonces lo excomulgó por la bula Exurge Dómine ordenando quemar todos sus escritos. Esto excitó a Lutero, que el 10 de diciembre de 1520 quemó la bula pontificia en la puerta de la Universidad entre el regocijo de los estudiantes y de la muchedumbre. Desde aquel momento quedó roto todo lazo con Roma y nació la división mundo cristiano.

Sus doctrinas fueron acogidas con entusiasmo por una gran parte del pueblo y de los principes, y por muchos humanistas y estudiantes alemanes. Carlos V quiso atajar el cisma y convocó a Lutero a la Dieta de Worms (1521), donde expuso ante Carlos V sus doctrinas. Ni Lutero convenció a Carlos, ni éste al reformador, contra el cual dictó el emperador proscripción condenatoria (8-V-1521) y quema de sus escritos.

Lutero, temiendo por su vida, se refugió en un castillo de Federico de Sajonia, que simpatizaba con sus ideas, donde permaneció dos años, dedicándose a traducir al alemán la Biblia. para poner la palabra divina al alcance de todos y redactando escritos contra la misa rezada, la confesión au ricular, etc.

Surgió luego la sublevación de los anabaptistas y la de los aldeanos, nacida de la aplicación del libre examen Carlos V reunió las dietas de Spira (1526-1529), y como los reformadores protestaron contra los acuerdos tomados, se les llamó protestantes.

En la Dieta de Augsburgo, el discipulo de Lutero, Melanchthon, presentó la confesión o credo de los protestantes, que se conoce con el nombre de Confesión de Augsburgos y, una vez oida, el Em- perador la rechazó y fulminó la proscripción imperial contra ellos. Las diferencias se ahondaron y los principes protestantes formaron la Liga de Smalkalda (1531) para defenderse de los católicos.

Carlos V, preocupado por la guerra contra los turcos que amenazaban Viena y necesitando el apoyo de los principes alemanes, transigió llegando a la paz de Nuremberg, en virtud de la cual nadie seria perseguido por sus ideas religiosas hasta la celebración de un Concilio.

En 1545 se reunió el Concilio en Trento, cuyas primeras decisiones fueron mal acogidas por los protestantes, y como en este intervalo Carlos V había llevado tropas extranjeras bajo el mando del duque de Alba, atacó a la Liga, que fue derrotada en Muhlberg (24-4-1547), cayendo prisionero el elector Juan Federico de Sajonia.

Carlos V convoca la Dieta imperial de Augsburgo (15-5-1548) y en ella se leyó el Interim, famosa «declaración de Su Majestad para determinar cuál ha de ser la religión en el Santo Imperio Romano hasta la celebración de un Concilio generals. Carlos V quiso solucionar sin el papa y por su cuenta la cuestion religiosa.

Este modus vivendi entre las dos religiones enemigas lo acogieron mal todos: los católicos se disgustaron por las doctrinas luteranas en él contenidas, y los protestantes en razón de las máximas católicas que en él se sentaban Carlos usó del rigor para imponerlo por la fuerza.

El príncipe protestante Mauricio de Sajonia que había luchado por Carlos V contra sus hermanos de religión y que había recibido en 1544 del emperador, en recompensa, los dominios del elector de Sajonia, Juan, que estaba prisionero, le traicionó, y de acuerdo con Enrique II de Francia, se dirigió de improviso con un ejército al Tirol y llegó a Insbruck, donde estaba Carlos V, que se salvó por unas horas de caer prisionero, huyendo en una noche lúgubre y tempestuosa.

Los padres del Concilio de Trento, dominados por el temor. suspendieron sus sesiones y el emperador, cansado de una guerra tan larga, firmó en Passau (1552) y ratificó en Augsburgo (1555) la paz que imponía un vasallo y que mostraba al mundo la decadencia del Imperio. En ella se declaraba la igualdad política de católicos y protestantes, esto es, el reconocimiento legal del protestantismo.

GUERRAS CONTRA TURCOS Y BERBERISCOS

Solimán el Magnifice se apoderó de Belgrado y sitió a Viena, pero Carlos V, al frente de un ejército, le obligó a retirarse.

Los piratas berberiscos saqueaban las costas italianas y españolas e impedían la navegación por el Mediterráneo. Los dirigia el audaz Haradin Barbarroja, a las ordenes del sultán Solimán el Magnifico, que le había nombrado almirante. Se apoderó de Túnez, cuyo rey era vasallo de España.

Carlos V, con una formidable escuadra (500 barcos y 30.000 soldados), salió de Barcelona, llevando como almirante de la gran flota al valiente Andrea Doria, que estaba al servicio del emperador; al frente de las naves portuguesas, al infante Luis de Portugal, y como capitanes al marqués del Vasto, a Álvaro de Bazán, al duque de Alba y Antonio de Saldaña. En el sur de Italia se le incorporaron naves pontificias, napolitanas y sicilianas.

Se desembarcó cerca de las ruinas de Utica y Cartago y se atacó y tomó al asalto bajo un sol abrasador el fuerte de La Goleta, que defendía la entrada del puerto, y se conquistó la ciudad de Túnez (1535). Carlos V peleó como un valiente: se apoderaron de 86 embarcaciones y se libertaron a miles de esclavos cristianos. Una nueva expedición contra Argel (1541), hecha contra el parecer de Andrea Doria, fracasó por las tempestades y por el ataque de los argelinos.

Rebelión de los moriscos.

Carlos V promulgó una real cédula obligando a los moriscos a bautizarse, so pena de ser declarados rebeldes, confiscados sus bienes y ser condenados a muerte. La mayoria de los moriscos valencianos se retiraron a las montañas de Bernia y Espadán, donde hicieron la guerra unos meses, hasta que fueron vencidos, pasando unos al Africa y abjurando otros de su religión. Los de Aragón, fácilmente vencidos, recibieron el bautismo de tan mala gana como los valencianos.

ABDICACIÓN DE CARLOS V

Los descalabros sufridos en sus luchas contra el protestantismo y ante los muros de Metz, el cansancio y falta de salud influyeron en su ánimo para abdicar, y no a la vejez como suele decirse, pues sólo contaba 55 años.

En Bruselas (25-10-1555), en una ceremonia solemne y conmovedora, renunció en su hijo Felipe II la soberanía de los Paises Bajos, y unos meses después (16-1-1556) las coronas de España y los dominios de Italia y América. Dos años más tarde abdicó la corona imperial y su hermano Fernando fue reconocido emperador en la Dieta de Francfort (12-3-1558).

Desde Flandes regresó en barco hasta Laredo (Santander), y desde aquí se dirigió al monasterio de jerónimos de Yuste. Alli se entretenia en sencillos pasatiempos y dedicado a trabajos de relojería con el célebre mecánico Juanelo Turriano, no dejando de intervenir con sus consejos en el gobierno de su hijo.

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